El orgasmo
No existe una visión tan fina, sútil, delicada, humana, saludable y amplia sobre la sexualidad como la del Tantra.
Si contextualizamos un poco, nos ponemos en el punto de vista del observador y su mundo subjetivo, somos occidentales, tenemos una tradición sexual de cultura monoteísta.
La educación sexual ha sido principalmente algo tabú sin unas referencias educativas abiertas, sin una “bibliografía académica” a la que acudir.
Primero aprendemos que el sexo es la forma de reproducción, de traer un bebé al mundo. Antes lo traía la cigüeña. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que también se puede disfrutar del sexo, es una forma de comunicación, de entendimiento y de placer. Dejamos el sexo a la experimentación de cada uno, y a que cada uno lo vaya entendiendo a su manera.
Crecemos y maduramos a la deriva en relación a educación sexual, dejando que los más atrevidos y desinhibidos tanto en el ámbito cercano como en el público, nos sirvan de referencia.
El Tantra lleva el sexo a su nivel más amplio, y nos abre los ojos a todas sus posibilidades, a su potencial biológico, emocional y espiritual.
Para que lleguemos a ese nivel de comprensión nos pide primero que reflexionemos sobre asuntos fundamentales, nos pide replantearnos quiénes somos y cómo funciona nuestro cuerpo.
Nuestra cultura, en lo que respecta a nuestra identidad, nos ha ofrecido dos opciones que a veces se pelean entre sí, y a veces se reconcilian.
Por un lado nos ubica en la visión de que somos animales racionales. Una versión evolucionada de los demás animales, con los que compartimos rasgos básicos como la necesidad de supervivencia, la necesidad de perpetuación de la especie a través de la reproducción o la conciencia tribal, gregaria. Pero a las que añadimos el salto de la capacidad racional.
Por otro lado nos da la posibilidad trascendente de ser hijos de dios, seres descendientes de un creador, y que cada uno elija el creador que quiera para sí mismo.
Así nos vamos formando, vamos madurando y nos vamos integrando en el mundo con esas dos opciones, la de pertenecer a la sociedad racional moderna, o la de pertenecer a la sociedad tradicional que conserva su fe y mantiene una visión ancestral sobre la creación e historia del mundo. Hay personas que deciden hacer compatibles esas dos opciones y personas que las encuentran opuestas y se posicionan en una o en la otra.
El Tantra, cuando decide mostrarse sin complejos, nos plantea una alternativa “diferente” a las dos anteriores que conocemos. A estas alturas del siglo XXI todos hemos escuchado algo sobre el Tantra, y normalmente en relación a la sexualidad. El Tantra va de sexo, si, pero no sólo de sexo, hay otras cosas que si las pasamos por alto, nos quedaremos sólo en el sexo, y entonces veremos pasar al Tantra por delante sin entenderlo y estaremos desaprovechando una gran oportunidad.
En términos amplios el Tantra es la búsqueda de la SALUD y la FELICIDAD.
No le demos más vueltas. Y para caminar en esa dirección, la clave es saber quiénes somos y conocer cómo funciona nuestro cuerpo y nuestra mente.
Nuestro cuerpo está hecho de células y tejidos, que forman órganos y sistemas. Es un cuerpo físico, de carne y hueso, con una fisiología asombrosa de gran complejidad, comandado por un código genético, que representa una maravilla de la biología y un cerebro, que es el órgano más complejo de la naturaleza.
A su vez, para que funcione, necesita de un complejo sistema de “energía”, que le transmite vitalidad, fuerza vital e información. El funcionamiento de este campo de energía es muy complejo, pero para hacerlo accesible y simplificarlo, destacamos su característica clave, que es el movimiento.
LA ENERGÍA SE MUEVE.
Tiene dos movimientos, la EXPANSIÓN y la CONTRACCIÓN y el cuerpo físico reacciona a estos dos movimientos de manera directa.
“Cuando la energía se expande el cuerpo funciona bien, tenemos salud y bienestar.
Cuando la energía se contrae el cuerpo no funciona bien, aparece el dolor, la inflamación y en el largo plazo las enfermedades.”
También el cerebro y nuestras emociones responden a esta expansión y contracción. Como resultado final de estos movimientos, como consecuencias últimas encontramos que la SALUD y la FELICIDAD son un reflejo de la EXPANSIÓN de la energía.
Los elementos que se oponen a la expansión de la energía están en la mente, son estructuras mentales.
Nuestra salud es el resultado de una lucha entre la energía del cuerpo intentando expandirse y nuestra mente limitando ese movimiento. Si promovemos la expansión de la energía romperemos las estructuras de la mente y creceremos en salud y en felicidad, ESA ES LA ESTRATEGIA DEL TANTRA.
Expandir la energía es la clave. Los hábitos de vida saludables favorecen la expansión de la energía: alimentación, ejercicio y descanso. Pero el gran potencial de expansión está, el Tantra lo tiene claro, en el ORGASMO.
Por eso el Tantra da tanta importancia a la sexualidad. Por el potencial que tiene en el camino de la salud y la felicidad a través de la expansión de la energía.
Así, a través del Tantra nos especializamos en conocer los secretos del orgasmo. Que no son iguales para el cuerpo femenino que para el cuerpo masculino. Vamos a investigarlos.
La energía en el cuerpo de la mujer se mueve, se expande, formando una espiral de expansión, principalmente en sentido lateral, “SE EXPANDE A LO ANCHO”, desde el centro del cuerpo.
Durante la relación sexual, cada “onda de expansión” hace que la energía se relaje y se abra lateralmente. Casi podríamos decir que va creando patrones de expansión como figuras geométricas. Esa energía se abre en cuatro fases o cuatro momentos de expansión.
- la primera fase o pequeña expansión, es el orgasmo de pequeña expansión
- la segunda fase o expansión, es el orgasmo de expansión
- la tercera fase o gran expansión, es el orgasmo de gran expansión
- la cuarta fase o expansión cósmica, es el orgasmo de expansión cósmica.
Si el orgasmo es una EXPLOSIÓN de la energía, la onda expansiva de la explosión tiene variaciones, generando distintos tipos de orgasmo. Lo que hay que hacer es relajar el cuerpo y fluir. Aflojar la respiración, aflojar la mente. Permitir la expansión de la explosión.
El cuerpo femenino tiene la capacidad no sólo de experimentar orgasmos de distintos tipos, sino varios, muchos orgasmos durante la relación sexual. Tiene capacidad multiorgásmica, hasta llegar al máximo de su expansión, EL ORGASMO CÓSMICO. Que es la amplitud en la que la energía y el cuerpo vencen a la mente, a sus creencias y miedos.
“Romper las limitaciones es romper creencias y miedos que no tienen sentido biológico, nada más están en nuestra mente de forma parásita.”
Por el lado contrario la mente también puede vencer a la energía, como estructura limitante, impidiendo su expansión. En ese caso la mujer tiene problemas para alcanzar el orgasmo, o se le hace imposible, incluso tiene problemas para disfrutar del sexo, pues este se vuelve incómodo o doloroso, o simplemente se produce la ausencia del deseo.
En la victoria de la mente sobre la energía, el cuerpo femenino, que reacciona a la contracción de la energía, puede generar problemas como ausencia de lubricación, candidiasis, dolor por tensión, ausencia de sensaciones placenteras, infecciones recurrentes, y distintos tipos de situaciones que conducen a no disfrutar de la sexualidad, no disfrutar de la compañía íntima, no comunicación verbal y corporal de las necesidades personales, y ausencia de orgasmos, ausencia de orgasmos expandidos, ausencia de orgasmos múltiples y ausencia de orgasmos cósmicos.
El Tantra nos muestra un camino de forma simple, para reconducir estas situaciones, simplemente siguiendo el flujo de la energía, que es parte del cuerpo, especialmente a través del sentido del tacto y de la respiración.
El cuerpo masculino tiene un comportamiento diferente que también entiende el Tantra. La energía en este caso se mueve, en un movimiento de expansión, principalmente vertical, que parte de la pelvis hacia la cabeza.
Durante la relación sexual, la energía genera ondas de expansión ascendente hasta encontrar su límite de expansión, lugar en el que explota. Así cuando la energía explota, es decir, llega el orgasmo:
- explota en el abdomen en el orgasmo de pequeña expansión
- explota en el tórax en el orgasmo de expansión
- explota en la cabeza en el orgasmo de gran expansión
- explota fuera de la cabeza, rompiendo los límites del cuerpo físico en el orgasmo de expansión cósmica.
El cuerpo masculino no puede tener orgasmos múltiples, tiene una explosión cuando encuentra su límite de expansión, acompañando esa explosión con la eyaculación.
Así expande cada vez más su energía, cada vez que consigue situar su zona de explosión, más hacia arriba, más expandida desde la pelvis.
Por otro lado, en el duelo que tienen la energía por expandirse y la mente por limitar esa expansión, el cuerpo masculino puede bloquearse de distintas maneras.
Una de las más habituales es la de no poder expandirse más allá del abdomen, lo que genera una explosión temprana que no se puede controlar, también conocida como la eyaculación precoz. También puede tener dificultad para conseguir la activación sexual o impotencia, e incluso, problemas para llegar a la explosión del orgasmo a pesar de disfrutar de la relación sexual.
Todas esas dificultades y las demás que pueden aparecer, son consecuencia de no poder expandir su energía de manera libre y fluida, debido a que las estructuras mentales lo impiden.
En definitiva, el Tantra nos da una visión diferente de lo que somos, y de cómo funciona nuestro cuerpo, y nos da una visión distinta de la salud y la felicidad.
Para el Tantra hay tres cuestiones claves que cada persona tiene que resolver.
- Quiénes somos.
- Cuál es nuestro camino en la vida.
- Cómo funciona nuestro cuerpo.
Y nos ayuda a buscar esas respuestas. A medida que las vamos resolviendo la vida nos va mostrando por delante un camino de salud y felicidad.
Al principio llegué al Tantra como curiosidad de aprendizaje sexual, y con el tiempo he descubierto que es conocimiento y que es camino compartido, pues el camino de la vida es siempre mejor compartido.
Quién se abre al Tantra siempre lo agradecerá.