Desde pequeño siempre sentí una inclinación hacia la experimentación con el cuerpo, explorar sus sensaciones, romper sus límites y conocerlo. Me gustaban todas las actividades físicas, por eso estudié para maestro de educación física, etapa en la que me empezaron a interesar sus lesiones, enfermedades y limitaciones.
Abrí la puerta a todas aquellas disciplinas terapéuticas que se ocupaban del cuerpo, desde el propio cuerpo. Con mente abierta a todo aquello que tuviera algo que aportar fui recorriendo el mundo del masaje, la osteopatía, la medicina natural, las medicinas tradicionales como la China, la Ayurveda India, la Medicina Inca, las tradiciones chamánicas del mundo, la Bioenergética, las reflexoterapias, el Yoga, el Taichi, el Chikung, las terapias que relacionan cuerpo y fuerzas emocionales y mentales inconscientes, la meditación, etc.
En realidad nunca se deja de aprender y de formarse, y menos cuando estás abierto a todo aquello que pueda ser efectivo, sin prejuicios.